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Hospital de la Caridad

La construcción del actual Hospital de la Caridad, uno de los máximos exponentes del barroco sevillano, fue impulsada por Don Miguel Mañara , el cual perteneció a la hermandad del mismo nombre y fue nombrado hermano  mayor el 27 de diciembre de 1663 . La hermandad de la caridad fue fundada en el siglo XV con fines caritativos, como su propio nombre indica. Su objetivo principal era recoger los cuerpos de personas que habían sido ajusticiadas o que se habían ahogado (lo que era frecuente en aquella época debido a las continuas crecidas que sufría el río) para darles un enterramiento cristiano. Sin embargo, cuando llega Mañara se reforma la institución, adquiriendo un alcance caritativo más amplio que ya no se reducía sólo a los muertos, sino también a los vivos. Ese es el origen de su actual función principal como residencia de mayores sin recursos. La hermandad entonces tenía sede en una pequeña capilla que se encontraba en las reales atarazanas, pero estaba en muy mal estado, por lo que se decidió la construcción de una nueva iglesia (Iglesia de San Jorge) sobre parte de los antiguos astilleros.

Al llegar al edificio, situado tras el Teatro de la Maestranza, lo primero que llama la atención es la fachada de la Iglesia, rematada  por Leonardo Figueroa, aunque más sobria de lo habitual en sus obras. Está decorada por una serie de interesantísimos azulejos trianeros ejecutados en el año 1733: los dos inferiores representan a San Jorge y Santiago y los tres superiores representan la fe, la caridad como principal virtud y la esperanza (en orden de izquierda a derecha). La iglesia se remata además con una torre que también está ricamente decorada con azulejería. Sin embargo,  la difícil visión de esta torre desde la calle hace que no sea muy conocida. 

Fachada principal del Hospital de la Caridad de Sevilla
Torre del Hospital de la Caridad vista desde la Catedral

El resto de la fachada es sencilla. Cabe destacar el detalle del estudio paramental hecho sobre la misma, del cual han tenido el acierto en la última intervención de dejar el testimonio. En este estudio se sacó a la luz la evolución de colores que ha tenido a lo largo de la historia. Sin embargo, sólo se encontraron restos originales en los detalles arquitectónicos, ya que la superficie principal de la fachada había sido picada, perdiéndose para siempre el testimonio de los acabados originales.

Testimonio del estudio cromático hecho sobre la fachada principal del Hospital de la Caridad

En la entrada, nos reciben una pintura al fresco muy restaurada y unos paneles cerámicos a cada lado:





Atravesando la puerta se llega por una esquina al elegante patio principal, que se divide en dos partes y está decorado con arcos de medio punto sujetados por columnas de mármol, dos fuentes también de mármol genovés con esculturas que hacen alegoría a la fe y a la caridad, y un conjunto de azulejos de origen holandés en los que se representan diferentes escenas del nuevo y antiguo testamento. Este conjunto, de en torno al año 1700, pertenecía al antiguo Convento de los Descalzos de Cádiz (situado donde ahora está el mercado), pero, tras la demolición del edificio en 1868, estos azulejos fueron traídos a Sevilla por Virgilio Mattoni. Finalmente, fueron instalados en este patio en los años 60 del siglo XX, tras varias vicisitudes y por medio de una Herencia.

Patio interior del Hospital de la Caridad de Sevilla

Patio interior del Hospital de la Caridad de Sevilla

Imagen del patio en 2013, con el color ocre que había tenido al menos desde la segunda mitad del Siglo XX

Alegoría de la Fe en primer plano y de la Caridad en segundo plano

Paneles de cerámica barroca holandesa

Panel de cerámica barroca holandesa

Versos de Don Miguel Mañara

Después, nos dirigimos a la enfermería, para lo cual pasamos por una estancia que también comunica con las escaleras y con un pequeño patio interior que veremos más adelante. Al entrar en la enfermería, es como si pudisemos viajar al pasado y pudiéramos ver a todos los enfermos postrados en sus camas. En las paredes laterales se observan una serie de azulejos que indican los números de cada una de las camas y los nombres de quienes la ocupaban. A un frente una pequeña capilla con la virgen, y al otro, algo que llama mucho la atención: un azulejo con los horarios y turnos de comida de los enfermos y otro que indicaba los beneficios que se podrían obtener si se realizaban una serie de tareas.

Sala de la enfermería del Hospital de la Caridad

Detalles de la enfermería

Detalle de le enfermería

Detalle de la enfermería
Pequeño retablo en el interior de la enfermería

Santa Rosalía libera al palermo de la peste (obra de Marco Gultille)

A continuación pasamos a un segundo patio interior en el que podemos distinguir claramente varios arcos de las Atarazanas, al igual que en la estancia que le precede. En este patio se encuentra un monumento dedicado a Miguel Mañara y unos rosales históricos: según la leyenda, fueron plantados por Mañara sobre el año 1670 y todavía sobreviven estas pequeñas plantas sin secarse ni marchitarse. A sus flores, además, se les atribuye unas propiedades milagrosas, pues se dice que son capaces de curar a enfermos. A este patio da además la casa donde vivió Don Miguel Mañara sus últimos años, que también es visitable.

Patio secundario con la estatua de Miguel Mañara, con las atarazanas al fondo

Arco de las Atarazanas

Interior de las estancias de Miguel Mañara

Vistas de la catedral desde las estancias de Miguel Mañara

La visita al edificio incluye también la antigua Sala de cabildos, en la que se dispone un pequeño museo con algunas piezas artísticas que posee la hermandad. Entre ellas, se encuentran obras como el retrato de la reina Isabel II, La Visión de Constantino de Herrera el Viejo, o el retrato de Miguel de Mañara de Valdés Leal.

Sala de Cabildos. Retrato de Miguel Mañara ejecutado por Valdés Leal

Visión de Constantino de Herrera el Viejo

A continuación, pasamos por una puerta lateral a la iglesia, consagrada a San Jorge. Si entráramos por  la puerta principal lo primero que encontraríamos antes de entrar sería la tumba de Don Miguel de Mañara, situada en este emplazamiento por petición expresa del mismo, quien pretendía que todo aquel que visitara esta iglesia fuera lo primero que encontrara y lo pisara. Además, quiso que pusiera en la misma "Aquí yacen los huesos y cenizas del peor hombre que ha habido en el mundo". Era su deseo ser enterrado con humildad, sin ni si quiera tener el honor de estar dentro de la iglesia. Actualmente su cuerpo no yace en dicho lugar, sino en la cripta bajo el presbiterio, adonde fue trasladado años después por decisión de la Hermandad

Lápida de Miguel Mañara a la entrada de la iglesia 

Vista general del interior de la iglesia

Vista del coro de la iglesia

Vista de la iglesia desde el altar mayor

La cúpula es de media naranja y, además de las profusas yeserías que decoran todo el templo, cuenta con una serie de frescos realizados por Valdés Leal.

Cúpula de la iglesia del Hospital de la Caridad

Alrededor de toda la iglesia, de una rica decoración barroca, hay una serie de obras pictóricas que completan un recorrido iconográfico diseñado por Miguel de Mañara con los ideales que debían marcar la vida de los hermanos para alcanzar el camino a la salvación. Estas obras son de autores de la talla Valdés Leal y Murillo, aunque algunas de las obras que éste último realizó para la iglesia fueron sustraídas por los franceses tras la guerra de independencia española y actualmente se encuentran en museos de distintas partes del mundo, por lo que las que podemos ver allí son copias realizadas  en 2008. Los más imponentes de este conjunto son los del transepto, que sí se se conservan en la iglesia: Moisés haciendo brotar agua de la roca y la multiplicación de los panes y los peces. 

Destacan también otros autores de gran importancia como Pedro Roldán, autor del impresionante conjunto escultórico que preside el retablo mayor. Las primeras obras que encontramos son, probablemente, las dos más importantes de Valdés Leal: Finis Gloriae Mundi e In Ictu Oculi, que vienen a recordar el final del camino en la vida y lo que ello implica. En la primera aparece el cadáver corrupto de un Obispo, detrás el de un caballero y mas atrás otros esqueletos y calaveras. Arriba, aparece la mano de Dios sujetando esta balanza, símbolo de la igualdad, en este caso, la que obtenemos todos al morir ante los ojos de Dios: toda la gloria mundana de una persona desaparece cuando esta muere, momento en el que todas las personas se igualan.

Finis Gloriae Mundi, de Valdés Leal

Finis Gloriae Mundi, de Valdés Leal. Detalle del Obispo

In ictu oculi "en un abrir y cerrar de ojos": en esta obra aparece un esqueleto, de pie sobre un globo terráqueo y algunos objetos lujosos (joyas, sedas, libros...), que porta un ataúd bajo sus brazos y una guadaña y que está apagando una vela,( representa la luz de la vida).  El tema de éste es similar al anterior: la fugacidad de la vida, la rapidez con la que nos llega la muerte y todos nuestros bienes terrenales quedan atrás (temas puramente barrocos) . Por ello, aparecen también objetos relacionados con altos cargos eclesiásticos y con reyes, porque cuando su vida acaba pierden todas sus riquezas, su gloria. También aparecen el libro y el globo terráqueo (pisoteado por la muerte) como símbolo de la sabiduría, que también se pierde al morir. Nos desprendemos de absolutamente todos nuestros bienes, no sólo los materiales,  y nos hacemos así iguales en todos los aspectos.

In Ictu Oculi, de Valdés Leal

Cristo de la Caridad, de Pedro Roldán

La Curación del paralítico. Copia de un original de Murillo

En el retablo mayor, que costó un total de 22.000 ducados (12.000  de arquitectura y escultura y 10.000 del dorado y policromía) es obra de diversos artistas: Bernardo Simón se encargó de la estructura arquitectónica, Juan Valdés Leal del dorado y policromía y Pedro Roldán de la imaginería, en la que destaca el Santo entierro que preside el retablo, una de sus obras más relevantes.


Santo Entierro, de Pedro Roldán

Parte superior del retablo mayor, coronado por las virtudes teologales: la fe, la caridad y la esperanza

Por último, en la trasera de la iglesia podemos ver colosal Triunfo de la Santa Cruz, de valdés Leal, terminando así este recorrido pictórico ideado por Miguel de Mañara, que indica el camino hacia la salvación.

Triunfo de la Santa Cruz, de Valdés Leal


Datos de interés:
  • Información de visita turística (incluye la Iglesia y otras dependencias): http://www.santa-caridad.es/es/visitas/
  • Contacto: 954 22 32 32 / 605 68 38 69 
  • Localización: Entrada por la calle Temprado        



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