Lo que pocos conocen es que en la anexa casa hermandad de la Hiniesta se encontraron restos arqueológicos de gran trascendencia ya que, si los arqueólogos están en lo cierto, el paño de pintura mural hallado es de época taifa (siglo XI) con lo que serían unos de los restos más importantes de estas características y esta época (destaca su envergadura de 4'2x0'95 metros de longitud, la calidad de las pinturas y su estado de conservación). Pertenecían según las hipótesis de los expertos al patio hundido de alguna edificación. Lo sabemos gracias a los elementos de conducción de agua que se conservan. En el siglo XII otro inmueble, del cual también se conservan restos, fue construido encima ,destruyendo en gran parte el primitivo. Posteriormente se construyó una casa cuyos cimientos de hormigón también produjeron importantes daños.
La toma de esta decisión propone ciertamente un dilema, porque aunque los argumentos esgrimidos para evitar su traslado son muy lógicos y en mi opinión acertados, el no tomar esta medida ha llevado a una situación complicada: el hallazgo no dispone de una musealización ni de un cuidado adecuado ya que la Hermandad de la Hiniesta no está capacitada para ello, a pesar de que ya en su momento financió el sótano y la restauración de las pinturas. Es por esta razón que, desde hace ya tres legislaturas, está pidiendo ayuda a las administraciones para dignificar los restos como se merecen y evitar los daños que el paso del tiempo y la humedad están provocando, como la aparición de salinas.
Tenemos que agradecer a la Hermandad de la Hiniesta y a Francisco Ros, teniente hermano mayor, por habernos ofrecido esta visita, así como por su labor al ofrecerse a enseñárselo a todo aquél que se acerque a la casa hermandad y se interese por conocer los restos.
En el año 2019 fue culminada la restauración y puesta en valor con la colaboración del ayuntamiento.